En la entrada sobre mapping hablábamos sobre la posibilidad de convertir el aula en un bosque para explicar el otoño o viajar hasta Egipto para ver el interior de las pirámides. El contar con una herramienta de estas características, permitiría facilitar el acceso al alumnado a un entorno virtual donde aprender significativamente a través de experiencias lúdicas.
Todo eso y más tiene que ver con el concepto de espacio inmersivo interactivo que tan en auge está en el entorno educativo como recurso innovador. Se trata de una buena opción para favorecer la interactividad y el aprendizaje experiencial en la que, independientemente de su nivel de competencias, cada alumno es capaz de incorporar el contenido según su ritmo de aprendizaje en conexión con un entorno intuitivo (puede interactuar a través de la tablet o el móvil con el contenido, modificarlo según sus necesidades, explorarlo, descubrirlo…) del que son conocedores, puesto que están acostumbrados a videojuegos y aplicaciones lúdicas que manejan con soltura.
Los entornos virtuales para el aprendizaje, tanto en educación como en atención temprana, son una de las tendencias de futuro más espectaculares a nivel de innovación educativa. Gracias a ellos podemos disfrutar de plataformas de aprendizaje que combinan tecnología innovadora, realidad virtual, gráficos interactivos 3D y contenido de audio. El objetivo es ofrecer a los alumnos un entorno multisensorial con elementos motivadores que les traslade a múltiples escenarios facilitadores del aprendizaje.
Este tipo de proyecto ya se pudo conocer a través de la propuesta de Immersive Interactive durante la celebración de la feria BETT en 2014. Esta herramienta, ya en funcionamiento en algunos centros educativos de Reino Unido, se puede organizar y componer mediante múltiples opciones interactivas (según las características de la sala o las necesidades de alumnos y profesorado): sólo en el suelo, en suelo y pared, en tres superficies, en un espacio completo, o de forma personalizada. Los elementos de montaje están compuestos por un conjunto de proyectores y sensores Kinect para proyectar las imágenes y ofrecer las características de interactividad. Su control es sencillo puesto que se puede hacer desde una tablet. En el ámbito de la Atención Temprana, podemos completar con otros efectos (luces, aromas…) para conseguir un entorno más inmersivo y adecuado para niños de 0-6 años.
Como veis, los procesos de enseñanza-aprendizaje en el entorno escolar desde un espacio inmersivo interactivo son ya una realidad. Poco a poco se van configurando espacios virtuales dentro del aula y formación específica para los profesionales a fin de manejar este tipo de recursos y hacer un aprovechamiento óptimo de los mismos.
Si queréis saber un poco más aquí os dejamos el link del artículo Los entornos virtuales como espacios de enseñanza y aprendizaje. Una perspectiva psicoeducativa para su caracterización y análisis, publicado en la Revista Mexicana de Investigación Educativa, donde ya en 2010 se hablaba de los beneficios de los espacios inmersivos a nivel educativo.
